Nuestro legado en la vida
La frase célebre de José Martí, que dice “Hay tres cosas que cada persona debería hacer durante su vida: plantar un árbol, tener un hijo y escribir un libro.” es una receta para dejar un legado que tenga valor durante el paso por este mundo. La frase es repetida una y otra vez por colegas, familiares, amigos y maestros con un significado de profundidad, mas es primera vez que reflexiono en ella.
Martí plantea como un deber que todo individuo debe ejecutar, por supuesto, en su vida o antes de morir. ¿Qué podría ser tan importante como para incluirlo en nuestra lista de obligaciones entre tantas otras cosas que deseamos hacer? Como mencioné anteriormente, debe ser actividades que tengan un valor intrínseco o que produzcan algo muy preciado. A mi criterio, la relevancia de una actividad con esas características debe ser de mayor impacto que las obtenidas al perseguir satisfacción personal o beneficios temporales. Y que otra cosa más importante que dejar legados que impacten la vida de otros y dejen nuestra esencia por generaciones.
Martí enumeró tres, diría yo, ejemplos de cosas que encajan en esta categoría. La primera es plantar un árbol. El mismo acto de plantar un árbol tiene que ver con multiplicar la vida, conservar la flora, algo que produce aire o fruto. Algo que protege a las aves, y da sombra al que a ella se arrime. Un árbol es un legado que debería perdurar por décadas, y a veces siglos. Un árbol tiene la capacidad de mantenerse por generaciones dando así la idea de un legado posterior a nuestra desaparición física.
El segundo ejemplo del autor es el tener hijos. Quien no tiene hijos, le será difícil entender este dilema. A pesar que el tener hijos y mantenerlos requieren un esfuerzo importante, los hijos son una extensión de nuestra vida. La Biblia lo describe como flechas en las manos de un arquero, siendo el arquero, el padre por supuesto. Estas flechas, al ser lanzada, llegarán al horizonte, más allá de lo que el arquero jamás podrá. Los hijos son la materialización de nuestros valores, rebeldías, carácter, y amor. Es una transmisión de información no solamente genética, pero que incluye nuestro carácter y esencia, causando un efecto multiplicador a través de generaciones venideras; y si hacemos un buen trabajo, bendiciendo a nuestra descendencia en forma exponencial.
Finalmente, Martí también enlistó con último ejemplo el uso de la herramienta que mezcla arte y preservación del conocimiento. La actividad de escribir un libro, no importa el tema, es un ejercicio artístico de materialización de nuestras ideas y pensamientos, y que todos podemos hacer independientemente de restricciones políticas, creencias, u otras imposiciones. Es un ejercicio liberal e independiente. El escribir un libro se puede realizar en la intimidad de nuestros hogares y se realiza en las condiciones de mayor introspección que podamos encontrar. Al escribir un libro, estamos materializando con tinta y papel lo que pensamos, convirtiéndose en el reflejo inmutable de nuestra existencia en esta tierra.
Tomando estas tres recomendaciones de Martí, el poeta nos recomienda como un deber el inmortalizar nuestro impacto en esta vida a través de nuestras acciones, nuestra familia y el dar a conocer nuestras ideas. Mas una cosa añadiría a la frase de Martí, y es el asegurarnos que plantemos un buen árbol, criemos a esos hijos con mucho amor, y que plasmemos en esas hojas la versión más inspiradora de nuestro ser.
Autor: Jorge D. Méndez Ríos
Fecha: 31 de mayo, 2020.
Escrito para el Curso de Docencia Superior de la Universidad de Panamá